miércoles, 17 de julio de 2013

Cine venezolano en ascenso


Quiero compartir contigo, estimado lector, mi experiencia con la película venezolana Esclavo de Dios. Esclavo de Dios es un largometraje estrenado el pasado 28 de junio, quizás muchos habrán oído que su director Joel Novoa denunció la censura impuesta al filme. Ayer, comprendí su disconformidad puesto que a su producción le precede un documental que no está debidamente identificado y genera confusión en el espectador. Bastaron escasos segundos para que desease hacer zapping para saltarme el documental. Sin embargo, no salí de la sala porque de verdad quería ver la película.
Imagen extraída de Internet
Dedico esta entrada de mi blog a la mencionada producción porque es un ejemplo de cuán lejos puede llegar el cine en nuestro país. Este filme tiene calidad internacional, te sumerge en la trama, ves otra cara de los kamikazes, sus dudas, su inseguridad, escenas que prometen quedarse en tu memoria. Es una historia basada en hechos reales que muestra cómo la decisión de un hombre puede contribuir o no con una guerra religiosa, como después de esperar años para atentar contra los judíos el protagonista pone en tela de juicio su misión.
Imagen sacada de Internet
Se debe respetar el trabajo de más de 200 personas que con su labor hicieron posible una película de tan alto nivel. Si el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (Cnac) no autoriza a Cines Unidos a identificar el documental, separándolo como corresponde del largometraje, estará cercando a una industria que cada día demuestra que va en ascenso, que tiene mucho por dar y la capacidad de representar a nuestro país en el exterior. Ponerle trabas o desmotivar a personas como Joel Novoa que, a pesar de tener proyectos en el extranjero, quiere seguir trabajando en Venezuela, es más grave de lo que pueda parecer a simple vista. No hablamos de un productor, un largometraje o un equipo de trabajo; es darle un mensaje tan implícito como claro a todo aquel que quiera hacer cine venezolano, es menospreciar su esfuerzo, es un insulto tajante al profesionalismo plasmado en cada escena. Ni siquiera se está solicitando que retiren el documental, solo que demuestren un nivel ético coherente con lo que representan e identifiquen al documental previo, pues el espectador tiene derecho a saber qué está viendo.
Al salir de la sala, no pude estar más satisfecha con mi decisión de soportar el previo a la película. Valió la pena esperar los diez minutos para que iniciase, ansío que trabajos de la calidad de Esclavo de Dios traspasen nuestras fronteras, conservando su sello venezolano. Si insisto en motivarlos a verla es porque quiero nutrirme de sus opiniones, porque quiero saber qué piensan de ella, qué impresión les dejó. Hablo desde mi experiencia e impresión, no desde los comentarios de terceros, por eso, quiero que me hablen desde su experiencia.
No dudo en recomendarla y sugerirla, porque tenemos que apoyar lo nuestro. Tenemos que saber que las censuras no perjudican a unos pocos; las censuras pican y se extienden. Hoy es una película, mañana ¿qué será?