lunes, 28 de noviembre de 2016

Partiendo desde el imaginario y lo sensible

Cambiar de hábitos nos ayuda a tomar nuevas direcciones, a recorrer nuevos caminos desde lo cotidiano. A mediados de año, decidí anotar en mi agenda los eventos importantes que iban produciéndose. Al hojearla dentro de algunos años, recordaré cuántas veces salí de mi zona de confort. Reviviré cómo pisoteé mis miedos y reservas, por construir desde cero el futuro que quiero. Tal vez peque de sincera, pero tengo que decirlo; ha sido una época cruda. Tan cruda como ideal para que la literatura se yerga con ese contacto sublime, que la hace miel de momentos turbios. Me enamoré una y mil veces del revoltijo de letras e ideas que agitan mis horas. Me enamoré de sus efectos colaterales, la desconexión de problemas que causó en familia y amigos, las alegrías, el sosiego y las anécdotas constantes.

Hoy, 29 de noviembre, se celebra el Día del Escritor venezolano. Recientemente, un amigo me preguntaba: "¿Se es escritor por qué otros lo digan de ti o por qué tú lo digas?" Tremenda reflexión, ¿no? Les compartiré cuál fue mi respuesta y espero que dejen en los comentarios su opinión. Para mí, "escritor es quien da su aporta a la sociedad en letras". Sin importar egos, cantidad de libros publicados, eventos, ventas ni nada más. Se trata de construir una mejor sociedad desde las páginas, de sembrar ideas que nos mantengan en contacto unos con otros. Un escritor, quizás no diga nada nuevo, Sino que presente la realidad de una manera diferente, hasta que caigamos en cuenta de cuánto hemos olvidado. De cuánto de nosotros se pierde a diario.
Entiendo al escritor como un cronista del alma humana. Un ser irreverente que va tendiendo puentes entre realidades en ruinas, donde nos encerramos en nuestro dolor o nuestra verdad. Sin contacto, sin puente, sin una voz que se alce desde el mismo vacío que lleve por dentro o represente, para mí no existe escritor. Acá no hay erudición de mi parte, seré eternamente una aprendiz. Sin avergonzarme de ello. Aprendo de cuanto me rodea, de mi ignorancia, del silencio y el estruendo. Aprendo de quien discrepa, del que se niega, del que se retrae. Aprendo con y sin ganas, sin reparar en edades.
Construyendo desde el imaginario hasta lo palpable
¿Se puede conceptualizar la belleza del atardecer?
Yo prefiero salir y verlo, Perderme en sus colores, en la armonía que me transmite y cómo detiene el tiempo en mis pupilas. Tengo un pensamiento y un alma inquieta, sin movimiento, sin letras de por medio, perdería parte de quien soy.
Muchos artistas, muchas mentes brillantes mueren sin conocer la magnitud de sus obras. Si se pierden sus obras materiales, permanecerá intacto el impacto que causaron. Les dejo el resultado de mis constantes divagaciones: Quizás el último en enterarse de que es escritor, sea él mismo.