
Este post tenía uno o dos meses rondando por mi cabeza. Sin embargo, justo ahora consiguió e
l arranque perfecto.
l arranque perfecto.
Recordé la época cuando estaba por graduarme de secundaria, mi salón tenía conversaciones cada vez más frecuentes con uno de nuestros profesores. Quizás por ser el más cercano en edad a nosotros, nos generaba aquella confianza de hablarle de un sinfín de temas.
En una oportunidad, él nos comentaba que éramos observados. Nos decía que no sabíamos cuántos estudiantes menores que nosotros nos veían y decían "quiero ser como él" o "quiero ser como ella". Siendo absolutamente franca, en ese momento pensé que nadie se sentía así sobre mí. Pero mirando a aquellos compañeros a los que apreciaba tanto, aunque no se los dijera, entendía el magnetismo que podían despertar entre otros. Era un grupo muy talentoso, su carisma se hizo sentir nuestro último día en el plantel.
Era el curso que más congeniaba con el resto. En definitiva, tenían ese don de gente que el profesor tan bien conocía cuando los motivó a "hacerse extrañar".
Hoy, también somos observados. El auge de las redes sociales solo ha potenciado esta realidad, en que muchos compararán el contenido de nuestro perfil con cómo somos en persona.
Para una aficionada a los libros como yo, que sueña con muchos estantes llenos de libros, las personas se han vuelto libros andantes. Cada una es un universo distinto, con su historia, los giros en su trama y las mil lecciones que tienen para compartir. De hecho, esta perspectiva puede comprobarse con una mirada atenta a los post del blog. Es recurrente que mencione la conversación con alguno o varios amigos en las distintas entradas.
Recientemente, hablando con una amiga muy querida le contaba que me gustaría tener una capa de invisibilidad. De manera que actuase sin atraer la atención de nadie. Sin embargo, en lo que llevamos de año he comprobado cómo nos observan, aún cuando pensamos que vivimos bajo esa capa de invisibilidad.
La vida a veces es como una carrera de relevo. El trabajo en equipo es indispensable, cuando terminas tu labor (por el motivo que sea) te toca entregar el "testigo" al siguiente corredor. En el último año, me tocó hacer en tres oportunidades algo similar a entregar el testigo.
Primer suceso: un detalle que hice solo una vez quedó grabado en la mente del receptor del "testigo". Después de terminar mi turno, he contemplado varias veces la carrera de mi relevo. Sin poder contener la sorpresa, ese detalle que hice casi al terminar el turno se volvió parte del estilo de la otra persona. Hace preguntarse, ¿qué gesto que aparentemente pasó por debajo de la mesa se quedará en la mente de los otros?
Segundo suceso: lidiar con la frustración es parte importante de la vida. El empecinarse en evitarla, nos vuelve "flojos". En algún momento necesitaremos enfrentarnos con ella equipados con la mayor inteligencia emocional posible, así que conviene estar preparados. ¿Qué tiene que ver con el segundo suceso? "Frustración" es el término exacto para describir ese instante en que pones todo de tu parte y pese a ello, aparentemente no hay resultados.
Segundo suceso: lidiar con la frustración es parte importante de la vida. El empecinarse en evitarla, nos vuelve "flojos". En algún momento necesitaremos enfrentarnos con ella equipados con la mayor inteligencia emocional posible, así que conviene estar preparados. ¿Qué tiene que ver con el segundo suceso? "Frustración" es el término exacto para describir ese instante en que pones todo de tu parte y pese a ello, aparentemente no hay resultados.
Este año, me enseñaron que ese empecinamiento en insistir dio frutos: justo cuando debía. También aquí, la persona que recibió el "testigo" asoció esos actos que parecían estériles como propios. Estuvo observando, si bien yo era inconsciente de ello.
Tercer suceso: muchas veces encontramos que nuestro entorno parece "empujarnos" a actuar muy lejos de lo que somos o cómo somos. Entonces, hay que mantener la cabeza fría y los pies bien puestos en el suelo para no ceder ante las presiones ni la emocionalidad mal manejada. Para sacudirme esa presión de encima, opté por usar mis RRSS para compartir contenido que sí reflejase mi forma de ser.

Cuarto suceso: por ciertos motivos, estuve un tiempo inactiva en las redes sociales. Solo pendiente de los servicios de mensajería, pero sin hacer publicaciones de ningún tipo. Justamente en medio de ese lapso, me encontré con un amigo y uno de sus comentarios fue: "tengo tiempo sin ver tus publicaciones". Mi reacción natural era pensar, "las redes son una cascada incesante de publicaciones, ¿en serio se nota cuando uno para?"
¿Auto-referencia o reflexión?
Si bien intentamos ver la realidad de otros y caminar con sus zapatos, para contar la historia tendremos que usar la narración del testigo o de primera persona. No por auto-referencia, sino para que sea el botón de muestra. El plantear los cuatro sucesos que viví, es una invitación a que cada uno medite en sus cuatro sucesos.
Cuando lo hagamos, notaremos que somos observados. A algunos les dará miedo o podrán sentirse incluso ¿perseguidos? En realidad, es parte de la vivencia en comunidad; parte de nuestro ser humanos y ser seres sociales en consecuencia. Nuestras acciones son la estela que dejamos en otras vidas. Al final, es probable que olviden nuestros rostros, nuestros nombres y palabras. No somos indispensables ¡y eso está bien!

Hoy estamos sentando las bases de su recorrido, el tiempo que tendrá, las presiones y las herramientas. Nuestras acciones repercuten en otros de forma innegable, algunos saben discernir para quedarse con lo más sano. Otros todavía no tienen esas herramientas.
Cualquiera sea nuestra realidad, de cada uno queda ofrecer lo mejor de sí. No para sí, sino para que el resultado final nos dé la certeza que hicimos lo mejor. Sin importar nuestras limitaciones, miedos o incertidumbres.
Tristemente, todavía no podemos optar por una capa para hacernos invisibles. Pero bien que hace falta una hoguera donde usemos como leña cualquier ademán egoísta o vanidoso, para que arda en nosotros la humildad. De tal manera, que aceptemos sin pretensiones que dentro de nuestra naturaleza de seres sociales es imposible evitar que nos observen. Aunque este será material para una próxima publicación...