Somos parte de un efecto dominó eterno aunque participemos en él de manera inconsciente. Nuestros actos repercuten en la sociedad en que vivimos; en el país. Lo aceptemos o no, toda decisión trae sus consecuencias y muchos tragos amargos son el resultado de malas elecciones.
Miles de venezolanos optaron, esta semana, por reportarse enfermos, faltar a la jornada laboral o cambiar guardia con algún amigo para apostarse a las afueras de los distintos comercios a nivel nacional. Colas interminables caracterizan estos días, en que los ciudadanos, paralizan sus vidas por adquirir productos con descuentos pasajeros. Sin embargo, poco tiene de efímero el daño que le provocará a Venezuela.
Según la teoría de las 10 mil horas, es necesario dedicar 10 mil horas para sobresalir en un área. Si aplicamos esta hipótesis a esta realidad específica ¿no perdió Venezuela más horas de las mencionadas en todo su territorio? Lejos de lo que se pueda pensar, nos hundimos más en el conformismo y, por ende, en la mediocridad.
Nos escandalizamos si se detiene por 24 horas la industria petrolera, pero ¿pasamos por alto si se para la actividad en un sinnúmero de sectores? Considero que debe alarmarnos de igual o mayor manera. A fin de cuentas, ambos hechos frenan abruptamente los esfuerzos por progresar.
El éxito de unos pocos será insuficiente para acallar las voces que tildan a Venezuela de tercermundista. Hay que aceptar la cuota de responsabilidad que descansa en cada cual, la dedicación y persistencia que ponemos en desempeñar nuestros roles, marcan la diferencia entre el país que tenemos y el que necesitamos. Atravesamos un momento en que aumentan a diario las personas que emigran por falta de oportunidades, porque se topan con un "techo" profesional.
Aprovecho para manifestar mi indignación ante los saqueos y los intentos de ellos. Asimismo, aplaudo a los valientes que plantaron cara ante los saqueadores, aquellos que elevaron su voz ante los robos descarados. Incluyo a los vídeo aficionados, porque ese material es suficiente para que las fuerzas policiales hagan su trabajo. Sería fácil, con la disposición suficiente de los últimos.
El café humea delante de nosotros, espera que alguien dé el
primer paso y lo beba.