Así como es imposible huirle a nuestra piel existen miles de pequeños e ínfimos detalles que le dan forma a quienes somos. Somos una escultura viviente que va moldeándose con el cincel de las decisiones y con el barro de nuestras emociones. Somos una obra bella o ruin, sublime o miserable, todo dependiendo de lo que elijamos albergar en nuestros corazones, en nuestra historia.
Todos tenemos sangre recorriendo nuestras venas, que el corazón bombea para que nuestro segundero siga en marcha. Pero, aparte de ese líquido carmesí, tenemos otras cosas. En algunos casos la poesía también nos recorre por dentro, pide ser bombeada, respirada y exhalada.
Las letras se acoplan a la piel como lunares. Lunares que claman atención, que claman escucha.
Es difícil ignorar al rayo que parte el cielo, al trueno que perfora tus oídos. Casi imposible se vuelve permanecer inmutable ante los arrebatos de las ideas que te reclaman, como el cuerpo pide comida, agua o descanso.
¡Al final, alzo las manos y cedo!
Sin sangre estamos inertes, sin palabras salidas de los océanos del pensamiento y el alma la escultura estaría eternamente inconclusa.
Vestida de agua
Saco mi vestido de agua,
de rocío mañanero,
de lluvia bendita,
de lágrimas de alegría
y me lo ciño a la vida.
Vestido que trasparente almas; nunca pieles.
Vestido que cubre hasta el pensamiento
mientras revela la belleza
de sueños que desvelan,
de alegrías compartidas,
de almas y pasos incansables.
Me visto de agua
porque me visto de esenciales:
de recuerdos eternos,
momentos memorables,
detalles que desembocan en corazones.
Me ciño al tiempo
cuanto no tiene precio,
cuando sazona la vida:
familia,
amigos,
sueños
y una fe que te hace desentonar
con las fatalidades.
Me visto de agua
porque es esperanza
pura y sublime.
Gracias a todos por estar, por ser. Gracias por sus palabras de amor, amistad, por su compartir constante. En especial, gracias por su tiempo porque sin tiempo no hay vida. Sin tiempo no hay conversaciones fuera del molde, no hay amistades que se fundamentan en la sinceridad, en la falta de complejos o los complejos aceptados y superados.
Gracias por las lecturas. Por los minutos de silencio, por el tiempo que corre despacio para que cada letra cobre pleno auge como el sol que tiñe las nubes y nos brinda un espectáculo infinito y desbordante. Gracias porque el cariño no abarca solo un día, porque no busca una excusa, porque a veces solo lo dan porque les nace desde lo más profundo.
Hay panoramas tan grises, tan macabros que puede parecer que no hay mañana. Pero tras cada letra que escribo, tras cada espacio o carácter hay una persona. Desde las ciudades se torna difícil detallar las constelaciones ese rocío de luz que empapa los cielos. Sin embargo, las personas que Dios ha puesto en mi vida son una constelación a toda prueba.
Un amigo muy querido dijo que cada año me preguntaría mi edad, para probar cuándo dejaría de responderle. Cuándo prefiriría ocultarla. No obstante, atesoro cada segundo que me trajo a este momento porque está repleto de personas que, si se uniesen como lo hacen en mi alma y mi memoria, alumbrarían más que el sol.
Gracias a la existencia de cada uno de ustedes, sé que la humanidad tiene futuro. Porque ustedes son ese futuro. Mi esperanza es fundada, porque he llegado a conocerles tanto como me lo han permitido y viceversa. Gracias por adornar mis días con sus sonrisas, sus bromas, sus personalidades tan distintas como las estaciones, sus consejos.
Hoy exclamo con cada una de mis células "¡Bendito sea Dios porque existen!", en el amor de ustedes lo hallo a Él: a tiempo y a destiempo.
Ustedes son todo lo hermoso que se le puede pedir a la vida. Me han conmovido hasta la médula con sus afectos.
tú eres increíble.
ResponderEliminarHermosas palabras, gracias por existir!!
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