De improvisto, me
encontré hablándole de ti.
Sí, de ti. A quien
le confieso
Aquello que bulle
en mi interior,
Aquello que a veces
dejo atrapado en mis labios.
Aquello que guardo
como un tesoro,
Como un murmullo
entre el corazón y la mente.
Ahí supe que la
realidad era delicada.
Tan delicada y hermosa
como una flor escondida,
Como una esperanza
que se protege del temporal.
Le hablaba de ti,
sabiendo que para Él eso sería un tesoro.
Sabiendo que era un
gesto invaluable de cariño,
Quizás todo pase.
Quizás todo
termine.
Quizás las
expectativas nunca se cumplan, no cuajen
O quizás queden
pequeñas.
¿Eres tú?
Solo Él lo sabe,
pero ahora no quiero preguntarle.
¿Para qué? Dicen
por ahí, que las prisas traen cansancio.
Lo invaluable
duerme en lo que no puede perderse,
En los recuerdos,
momentos y personas que se vuelven intocables.
Allí está la felicidad,
no en lo que poseemos.
Sino en eso que
nada puede arrebatarnos,
Donde ni
distancias,
Ni tiempo,
Ni malinterpretaciones
Pueden mancharlo.
Sigo en este barco,
no sé adónde me llevará.
¿Qué importa? El
capitán se conoce los 7 mares,
Han salido de
Él. A Él volverán.
Respiro profundo,
Me siento a su lado
Y continuo,
hablándole de ti,
Mientras las olas
se mecen con dulzura alrededor.
-

Ojalá que cada día se nos multipliquen a todos los motivos para ser feliz. Así sea un abrazo, un amanecer, esa canción que nos hace sonreír o una foto de un instante memorable. ¡Qué bonita es la gente que siendo feliz, solo busca multiplicar ese sentimiento y llevarlo como diría Buzz Lightyear "al infinito y más allá"!
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