Ya suponía
que esta forma tan mía de ser,
causaría uno que otro embrollo.
¿Qué siento?
Te sorprendería saber
cuánto postergo esta pregunta.
¿Por qué?
Creo que lo más íntimo
de mi ser, suelo reservármelo.
Los demás tienen suficiente,
suficiente con sus realidades.
¿Te lo contaría?, te imagino preguntando.
Inquieta repreguntaría, ¿seguro?
Me imagino temblar de solo pensarlo.
Mis emociones y yo
intercambiamos miradas.
Ellas siempre quedan para luego,
hay otras prioridades,
otras necesidades,
otras realidades.
Contarte... sería exponerme.
Exponerme a quererte más,
trayendo a mi torpeza
pisándome los pies.
No te diré nada de estas líneas,
no te las mostraré. A ti, no.
Las dejaré como un mensaje a la deriva...
porque señales concretas y constantes, sí hay.
A veces creo que se me pasa la mano.
los peros no podían faltar, ¿no?
Sigo siendo la eterna distraída,
en especial con mis cosas.
Es una clase de lluvia particular,
una nube que se rebela
contra los pronósticos del clima.
Mis emociones y yo nos miramos,
¿será que sigues dándole importancia
a aquello que no la tiene?
Es tan fácil aclararlo todo,
excepto... que será necesario exponerse.
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