lunes, 10 de diciembre de 2018

Un liderazgo de cotufa

Cada cabeza es un mundo, por eso al momento de comunicarnos hay que adaptar el lenguaje a ese mundo en particular. Mi mundo, o mi cabeza, asimila la información con más rapidez a través de las analogías. Justamente de ellas va este post, en que desgrano una idea que se fijó en mi cabeza: un liderazgo de cotufa.
En una oportunidad, escuché que si realmente entendemos algo podremos explicárselo a un niño pequeño al igual que a una abuela. Explicar en términos sencillos temas complejos es donde radica un conocimiento profundo de la realidad. Porque volver complejo lo fácil lo hace cualquiera, cuando pienso en el tema recuerdo un comentario que me hiciese una profesora de la universidad. Cada vez que le tocaba cubrir la fuente de economía, pedía al entrevistador que le hablase como si ella tuviese 5 años.
Desde ese momento, decidí que cuando fuese necesario le seguiría el consejo. Porque si el periodista no entiende alguna idea, ¿cómo puede explicársela a los lectores o a la audiencia? Aquí es imprescindible una buena dosis de humildad, porque el pretender sabérnoslas todas es una forma adornada de sabotearnos. ¡Cuántas veces lo hacemos sin ni siquiera notarlo!
Por diversos motivos, tengo un buen tiempo dándole vueltas al tema del liderazgo. ¿Qué es? ¿Cómo desarrollarlo? ¿Cómo impulsarlo en otros? Como es evidente, Internet tiene información arrolladora sobre este aspecto. Sin embargo, en lo particular sigo recordando las clases en la universidad donde debatíamos sobre ello. Por otra parte, me respaldo muchísimo en lo que se observa solo con un poco de voluntad. La humanidad es como una biblioteca siempre abierta donde puedes aprender básicamente todo, solo observando con cuidado.
Liderazgo de cotufa
A todas estas, ¿en qué se puede parecer el liderazgo a una cotufa? No se trata de un chiste o un juego de palabras. Sino de una elocuente analogía. Hace un par de días después de preparar una tanda de cotufas en la cocina para compartir, me encontré con que las últimas del recipientes no habían estallado bien. 
Coloque aceite nuevo en el caldero mediano, fuego medio y menos cantidad de granos. Tapé y esperé a escuchar los primeros estallidos, cuando empezaron a disminuir apagué la hornilla. Al destapar el caldero estaba rebosante de cotufas blancas y apetecibles.
Vayamos paso por paso para profundizar sobre cómo aprovecharlo.
¿Con qué podemos comparar el aceite nuevo? 
Acá retomo el dicho "cada cabeza es un mundo", esto conlleva varias consideraciones. No se les puede hablar igual a todos, el trato que se dirija no puede ser un "copia y pega". Tampoco una repetición cansina del mismo método sin importar el grupo con que tratemos. Claro, habrá quien piense "todos somos iguales". En lo particular, no estoy de acuerdo. No somos iguales, nadie en un grupo lo es. 
¿Por qué? Cada uno tiene una historia personal diferente, intereses, sensibilidades, talentos y circunstancias distintas. Las inseguridades o fortalezas varían mucho de una persona a otra. La función del aceite fue igual, pero el aceite en sí fue distinto. Un mensaje puede ser el mismo, pero presentarse de distintas formas acoplándose a cada mundo. Es sano que las metodologías se adapten o se cambien las herramientas cuando se venza su efectividad, cuando no tengan más para ofrecer.
El caldero mediano y el ambiente
Entre más grandes sean los grupos, menos es la atención particular que se le brinda a los miembros. Entonces, los procesos se vuelven casi mecanizados restándoles toda la riqueza de la humanidad. Sin un roce, sin un compartir particular se ve a las personas como números. Se les cosifica. El hacinamiento provoca cambios severos de humor que derivan en violencia, al vaciar muchos granos en un recipiente pequeño tendremos un resultado similar. Acabarán por quemarse unos cuantos, mientras otros apenas podrán dejar de ser granos y convertirse en cotufas.
Un básico para que cualquier grupo "camine" es crear un ambiente donde puedan sentirse a gusto, interactuen y se sientan valorados.
Fuego medio o la presión justa
No por colocar un fuego alto tendremos una mejor cocción. Al contrario, podemos echar al traste los granos y quemarlos en el proceso. La presión o los niveles de exigencia deben ser los adecuados para que los granos exploten. Poca exigencia se traduce en escasas cotufas, habrá que buscar el equilibrio.
En este aspecto deben tomarse en cuenta detalles como la experiencia, edad o el proceso que atraviesa cada uno. De manera que se les exija conforme a lo que puedan dar, más allá de lo que crean que puedan dar.
Menos cantidad de granos o el capital humano
Al liderazgo se le asocia estrechamente con la cantidad de personas que se logra poner en marcha. Sin embargo, veo la función del líder como un ganar-ganar. Confieso que puede ser por mi declarada incomodidad ante cualquier relación unilateral. Para mí el líder tiene que buscar un crecimiento de las personas que tiene a su cargo. Todos los demás aspectos giran alrededor de los granos, cada detalle se cuida para que los granos se conviertan en cotufas.
Podemos llenar el caldero de granos, pero sin buenos resultados. Así ocurre con las personas, cuando se les hacina: se les perjudica. Necesitan un espacio donde puedan estar y crecer, estallar. El líder tiene que proporcionar un ambiente adecuado para que cada persona pase por su fase de cambio, como él la atravesó.
Frustraciones, incomprensiones, sacrificios y dudas por doquier son esenciales. Sin el fuego ni el aceite, el grano continua igual. Puede ser cómodo, pero estará desperdiciando su potencial, seguiría siendo solo un pequeño grano. Es necesaria la disposición a cambiar, dejar atrás ciertos hábitos o creencias que nos cierran las puertas a los demás.
El líder tiene que confiar en el potencial de cada persona, para que esta deje en segundo plano sus reservas y el miedo a equivocarse. Acá es importante rescatar de la cultura popular "el que mucho abarca, poco aprieta". Porque si se opta por grupos demasiado grandes, se perderá el acompañamiento que merece cada uno: o la calidad de este.
Tapar y esperar: conservar el ambiente con paciencia
Al igual que un título universitario no se obtiene de un día para otro, los líderes no despiertan una mañana simplemente siéndolo. Tampoco consiguen una generación de relevo en un tris. Al cumplir los pasos anteriores, las personas podrán experimentar y sacar todo su potencial. Sin embargo, es necesario el reajuste de hábitos, la formación y una sana curiosidad. Los procesos llevan su tiempo, la paciencia y constancia son elementales para ver los frutos.
La escucha es esencial para saber cuándo están listos. La escucha es parte del acompañamiento constante, así se evitará acabar con una tanda de cotufas quemadas. A mi parecer, los granos son los que dictan el tiempo. De igual manera, las personas demuestran cuándo están listas para los nuevos desafíos y cuándo necesitan una mano. Si se descuida la escucha, todo el proceso puede arruinarse.
¿Te atreverías a poner en práctica un liderazgo de cotufa? ¿Qué otro aspecto crees importante incluir?



martes, 16 de octubre de 2018

Crisis vs. Creatividad

¿Qué pasa con nosotros en los momentos más críticos de nuestra vida? Dejemos de lado el fingir. O echemos al fuego esas percepciones erradas de un mundo idílico y perfecto, donde no salimos heridos. Donde somos súper humanos, donde las circunstancias no nos calan hasta el alma. Porque como se dice popularmente, a veces la procesión va por dentro.
Por poner un ejemplo, sin citar nombres. La gente puede concebir a otras como arcoiris. Ah, pero olvidan que la naturaleza es perfecta. No puede existir un arcoiris sin temporal previo, porque estaríamos hablando de un prisma. Si estás viendo el "arcoiris" de la vida de otro, pregúntate primero cuántos temporales tuvo que atravesar para llegar hasta allí. Porque de lo contrario, correrás el riesgo de pensar que los otros están en burbujas. En un mundo sacado de un invento.
Hace poco, por casualidad escuché un programa de radio interesantísimo. Sí, en superlativo. Hablaban de la importancia de visualizarnos en un futuro. De manera, que poniéndonos metas trabajemos sobre ellas. Con la situación de país que vivimos, puede parecer que estamos en medio de una tortura de película: donde nos hunden el rostro en una tina para ahogarnos, la sacan y repiten el proceso. Aunque no suelo escuchar con frecuencia la radio, el programa me enganchó al momento.
Porque desde una perspectiva realista nos siguen diciendo que tenemos oportunidades de crecimiento. En este instante, lo asocio con un comentario que escuché de uno de mis profesores en la universidad: "no es la universidad, es el estudiante". Contextualizaré para darme a entender, porque es un detalle esencial. Mi profesora nos comentaba que había entrado a recibir clases -no recuerdo los pormenores-, pero se sentía intimidada porque los demás eran estudiantes de prestigiosas universidades. En comparación, ella sentía que su Alma Mater quedaba "pequeña". No obstante, en poco tiempo mi profesora se destacó entre el resto de estudiantes por su rendimiento.
Traslademos ahora  esta experiencia a la realidad del país. ¿Qué ha pasado con los venezolanos que emigran? Una parte importante de ellos sobresale en sus trabajos en el exterior, por la calidad de servicio, por su profesionalidad, por su rendimiento académico. La diáspora venezolana está nutriendo la cultura de otros países. He visto varios videos, publicaciones y variedad de contenido en que los venezolanos cumplen con el perfil que buscan las empresas extranjeras. Aunque siempre habrá quienes tengan sus reservas y piensen que los venezolanos "quitan el trabajo". También de acá parte un análisis interesante.
Tomaré como ejemplo el video de un chico peruano. Él comentaba que los venezolanos no "quitan trabajo a los peruanos". No, no, nada que ver. Lo que sucede es una historia completamente diferente. Al venezolano lo contratan porque está altamente capacitado, porque las empresas cubren las vacantes no partiendo de una nacionalidad: sino de un perfil del profesional y las necesidades del cargo. Entonces, ¿qué sucede? Ocurre que los trabajadores de varios países, se han quedado "dormidos". Optaron por una actitud pasiva, frente a la proactividad del venezolano. Mientras que otros por estar en su país de origen sienten que el Estado está obligado a darles un trabajo -lo que difiere del cielo a la tierra de darle oportunidades de trabajo-, los venezolanos tienen que ganarse las oportunidades a pulso. Justamente, por estar fuera de su país natal.
Retomemos el hilo conductor, el meollo del asunto, "no es la universidad, es el estudiante". Cada uno sabe cómo está Venezuela en estos tiempos, pero ¿cómo estoy yo como venezolano? En el programa, comentaban que la visualización y las metas, te ayudaban a crecer. Compartiré mi experiencia en este aspecto, porque allí radica la valoración que le di al programa radial. Desde hace años, quería tener la oportunidad de leerme 52 libros en un año. Es decir, uno semanal. Como toda lectora, siento que hay demasiados libros preciosos por descubrir.
Con toda la polémica venezolana de fondo, hice el esfuerzo y logré leer 28 títulos. Acá inserto el comentario del entrevistado, aunque no cumplas con el objetivo te ayudó a trabajar sobre ti. A no quedarte estático. Es la mayor cantidad de libros que he leído en un año, en este 2018 llevo cinco leídos y estoy con el sexto. Si algo me dejó el conflictivo y engorroso 2017, fue el sano hábito de exiliar miedos. Bendito sea Dios, que encontré la oportunidad de "despertar" o desarrollar habilidades que no sabía que tenía.
Dejé de preguntarme si algo podía hacerse. Cambié la pregunta a ¿cómo puedo hacerlo? Me enfoqué en conseguir y aprovechar cada oportunidad que estaba al alcance. Mi creatividad tuvo un año entero de intenso entrenamiento. Si había que hacer algo, simplemente me preguntaba qué se necesitaba para ello. Me recuerda un poco a la película "McFarland: sin límites", donde los muchachos tenían que correr kilómetros para llegar a clases, descubriendo luego sus aptitudes para el atletismo. ¿Por qué el paralelismo? Porque la realidad que atravesamos, podemos convertirla en un trampolín a futuro. Pondré otro ejemplo, una querida amiga me comentó que estaba haciendo de "todera" en su trabajo. Aunque olvidé decírselo, a la larga ella estará sobrecalificada para cargos en otras empresas: en una realidad más normal. Pero, ¿qué sucede en el interin? Aprenderá a manejar el estrés, ella no es la clase de personas que se dejan hundir por las circunstancias. Hará cuánto pueda, cuánto esté a su alcance, como supo explicarme.
En cuanto a mí, la crisis puede ahogar muchas cosas, pero la creatividad sale a flote. Como también comentaban en el programa, no puedes dejarte quitar la esperanza. La esperanza es la última en perderse. Fue la última en quedarse en la Caja de Pandora. Si Mandela pudo estar preso en una habitación estrechísima y no dejarse vencer por el odio o la venganza, sino nutrir su mente. ¿Por qué no intentamos hacer algo así?
En plena posesión de mi libre albedrío, soy amante declarada de la poca o mucha creatividad que tengo. Mi disposición de crecer y aprender, va en aumento. No me da miedo el trabajo, ni una agenda a rebosar. De hecho, suelo involucrarme con una renovada emoción. Con un anhelo latente de conocer qué tan lejos llegaremos, qué ocurrirá si probamos esto o Al contrario, pocas veces nuestras mentes o manos están quietas. Estamos creando, innovando, planificando, aprendiendo y superando a pulso incontables obstáculos.
aquello, con un fascinación por experimentar. Como lo saben mis queridos amigos que planifican conmigo codo a codo. Al contrario, cada día me ayudan a planificarme más. A tener ese anhelo de hacer bien cada detalle y a la primera.
Esta crisis nos enseña a lidiar con la frustración. Siendo esta una habilidad indispensable para el ser humano. Nos ayuda a maniobrar rápido, a tener un abecedario completo de planes auxiliares. Finalmente, queda en nosotros tener una mentalidad derrotista o levantarnos de nuevo con renovadas fuerzas. Leyendo material sobre cómo escribir mejor, encontré algo que caló muy hondo en mi mente. No recuerdo las palabras exactas, pero iban más o menos así: sabemos que vamos a morir, pero qué haremos hasta entonces. Aunque se refería a cómo se terminaba una narración literaria, a la importancia de terminarla con esperanza. Es fácil trasferirlo a nuestro vivir cotidiano.

El valor del error: menos photoshop, menos retoques y filtros

Hoy quiero comenzar hablándoles de rocas. Recuerdo un extracto de un libro que leí alrededor de un año, en esa historia a los niños se les enseñaba a ser muy perceptivos. La educación se basaba en preguntarles qué veían, así ellos iban analizando cada detalles. En un momento dado, los papás de la protagonista le preguntaban qué veía en las rocas del río. Le sacaron un par de ellas, una de formas redondeadas y otra marcada por ángulos.
La respuesta de la niña fue que la roca de bordes suaves tenía más tiempo siguiendo la corriente del río. Porque la fricción con otras rocas y la corriente acabaron por pulirla. ¿Por qué comenzar el post con este comentario? Porque el ser humano debe ser como la roca de un río, debe tener contacto con la realidad. Al relacionarnos con otros nos "pulimos", poco a pocos dejamos de herirnos mutuamente.
Estamos en una época en que nos sumergimos en la tecnología como si fuera el mar. Sin embargo, ¿en qué mar no hay riesgos? De los incontables riesgos a los que nos exponemos, hoy quiero referirme a uno en específico: buscar una perfección ilusoria.
Después de leer algunos artículos -y compararlos con la realidad- es muy fácil caer en la tentación de llevar una vida de Instagram. Una vida llena de momentos perfectos, gente perfecta, vidas perfectas. Excepto que... la vida no transcurre en el set de una película. Hay errores, fracasos, malas rachas y decepciones que tienen poco espacio en las redes. Tampoco se trata de sustituir la charla con un buen amigo por las publicaciones, sacando a relucir todo lo que nos pasa.
Es algo muy distinto. Es entender que en las redes sociales se muestra lo que se quiere. Como quien se edita las ojeras, aclara la piel o procura "quitarse" algunos kilos. Después de todo, la vida va mucho más allá de una pose para la foto de turno. A veces adoptamos y nutrimos actitudes que se convierten en serpientes, poco a poco se enroscan en torno a nosotros hasta asfixiarnos.
Esta serpiente de navegar sin rumbo entre los millones de perfiles o fotos, nos desconecta. Buscamos que nuestros días pasen sin errores, sin decepciones, sin caídas porque resultaría "poco estético". Entonces, escogemos convertirnos en flores artificiales, meros adornos pero sin una hebra de autenticidad. En lo particular, prefiero los errores.
Prefiero equivocarme mil veces. Aún con toda la impotencia que pueda sentir. Prefiero dar el todo por el todo, dar lo máximo de mí: aunque pase desapercibido, aunque sea infravalorado, aunque no resulte como esperaba. Hace algunos años, lo viví con mucha intensidad. Decidí participar en múltiples concursos de literatura y fue una decepción tras otra. Cuando me enteraba de los resultados, era como si apagasen todas las luces a mi alrededor. Las dudas me caían encima como un torrencial.
No cambiaría esa experiencia. Es difícil preguntarnos si servimos o no para algo que amamos con todo nuestro ser. Algo que nos mueve la fibra en tal medida, que siempre regresamos. Precisamente, esta clase de circunstancias son las que ponen a prueba qué tanto queremos algo.
En mi caso, reforzó mi pasión por la escritura. Puede que alcance mi sueño de ser escritora profesional o puede que no. Sin embargo, no dejaré que dependa de factores exteriores. Seguiré haciendo lo que esté a mi alcance. Pero, cuando se quiere evadir el error o el fracaso, se evade la vida. Acabamos teniendo miedo de mirarnos. De hallarnos cara a cara con nuestras limitaciones y nuestra historia, con nuestras imperfecciones. Si nuestra voluntad por perseguir algo es tan frágil que se quiebra, entonces no valía tanto para nosotros.
En cambio, si después de las caídas volvemos a levantarnos: es porque realmente nos importa. De lo contrario, puede ser que buscábamos otras cosas y las teníamos bajo la etiqueta incorrecta. Así que haremos como Kronk en "Las locuras del emperador", sacaremos el frasco equivocado. Sin embargo, aún estos errores nos ayudan si queremos aprovecharlos. Porque podemos replantearnos, ¿qué queríamos realmente? ¿Por qué estamos decepcionados? ¿Qué hicimos para obtener ese resultado o qué dejamos de hacer?
Es como una buena historia. Sería plana y aburrida si el protagonista está en un mundo perfecto, perfectamente satisfecho. Allí no ocurriría nada. Sin embargo, en las buenas tramas las circunstancias se tornan adversas a los personajes para que puedan crecer. Sin desafíos, sin retos, sin complicaciones al vida sería insípida. Así de insípida se vuelve cuando se reduce a una publicación más en las redes sociales. En lugar de las experiencias con amigos y familiares, el desarrollo emocional, humano y espiritual.
Una trama sin conflictos, no merece ser leída. Una historia sin fracasos, nada nos enseñará. Porque simplemente: no existe. Además, el buscar atajos para "ahorrarnos" los tragos amargos, solo nos debilita emocionalmente haciendo que el choque a futuro sea mucho peor. Habrá momentos en que explotaremos, en que seremos tan volátiles que nos haremos daño y haremos daño a quienes más amamos. Pero está en nosotros, tomar las piezas rotas y volver a juntarlas. Está en nosotros decir: me equivoqué. Te hice daño, nos hice daño y lo lamento con todo mi ser. Hace poco leí que el mayor gesto de amor consiste en tener paciencia. A veces la perdemos, pero permanecemos. El hacer las maletas y poner distancia no es una opción. Porque el amor podrá ser silente, pero siempre permanece.
Nos equivocaremos aún con quienes más amamos. Sin embargo, estos errores no matan el amor cuando es auténtico. Cuando amamos, vamos a seguir allí aunque seamos olvidados. Seguiremos dando el todo por el todo, a pesar de que la realidad sea cada vez más difícil. Porque no se trata de que sea fácil, sino de que valga la pena. Poco a poco dejamos de ser personas angulosas, para ser redondeadas. El valor del error consiste en levantarnos, aunque sintamos que estamos hemos caído sin cesar.
Al final de cuentas, solo cae quien estuvo de pie. Solo fracasa quien estaba obrando. Prefiero el error, a la parálisis. Prefiero caerme otra vez, que jamás levantarme. Prefiero la autenticidad por encima de los filtros o retoques que capa a capa ocultan el verdadero ser.

viernes, 5 de octubre de 2018

¿Adónde te lleva tu voluntad?

¿Cuántas veces nos decimos "no puedo", "no soy capaz", "es demasiado para mí"? Hoy súbitamente, dándole vueltas a este asunto me acordé de una peli que me encanta: Linterna verde. Lo confieso. He perdido la cuenta de cuántas veces la he visto. Además de los efectos especiales, la trama y cómo me enganchan los largometrajes de héroes hay otra razón. La voluntad es el superpoder acá.
El anillo te permite materializar cualquier cosa siempre que te concentres y tengas una férrea voluntad. Y si tuviésemos un anillo así ¿nos serviría?, ¿realmente podríamos crear pistas de carro para evitar desastres? ¿Qué pasaría si desde hoy nos cambiásemos el chip? Así veríamos cuántos cambios se generan al ver la voluntad como lo que es realmente: un superpoder. Dejaríamos de justificar nuestra inacción y excusarnos en las circunstancias. Siempre hallaríamos una forma de involucrarnos. Una manera de aportar.
Hace tiempo me hicieron cambiar de chip. Era de las personas que creían "no tengo nada para aportar", "qué pudiese hacer para ayudar ". Cada cual va cambiando a su ritmo, a su manera. Sin embargo, en mi caso los cambios empezaron con simples ideas de una mente inquieta. La creatividad me acompaña más que mi sombra. Tampoco es que baste con tener ideas. Sino usarlas para partir de allí. Como mamá me dijo hoy: cuando uno empieza a cocinar lo hace con un plan. Cuando nos planteamos una idea, le sigue la acción. ¿Qué necesito para materializarla?
En Linterna verde el anillo amarillo representaba el miedo; el enemigo natural de la voluntad. No dejemos que el miedo a lo desconocido nos gane. ¡¡Qué bonito es salir paso a paso de la zona de confort!! Sí, a mí también me cuesta un mundo. Pero, ¡¡lo vale!! ¿Por qué dejar que el miedo nos frene? Qué triste sería vivir en "el corral" atrapados en nuestra mente. Si alguna vez vieron la serie animada "Recreo" les será más fácil captar la referencia. El miedo tiene ese efecto arrollador en nosotros. Sin embargo, una buena voluntad consigue doblegarlo.
Un dato curioso: escribir es una lucha contra nuestros miedos. En realidad, una batalla sin cuartel. Porque para escribir algo sincero hay que exponerse. Es necesario ser vulnerable, mostrarse real. De lo contrario, lamentablemente se callarían los temas más importantes, más humanos. ¡Claro que da miedo! En realidad, mucho. Sin embargo, creo que las cosas más valiosas lo dan. Es como si el miedo tratara de mordernos los tobillos para impedirnos avanzar.
Da miedo mostrarse diferente. Tener una colección de personajes extravagantes que piensan fuera de la caja y que según todos a su alrededor, ¡son unos completos chiflados! Así es el grueso de mis protagonistas: peces vivos que nadan a contracorriente.
Ser sincero, procurar ser transparente implica enfrentar los miedos y probar la voluntad. Implica darle prioridad a aquellas personas, momentos o ideales que la valen. Aunque parezcamos salidos de un relato de ficción por no dejar caer los brazos.
A pesar de parecer idealistas o vivir en las nubes. Acá también se vale recordar que las apariencias engañan. Para entender, hay que acercarse, hay que escuchar. Hay que ser un libro abierto con el otro.
Ojalá hagamos como el niño protagonista de "Recreo", que pisó las rayas del corral hasta superar el miedo. Cada día nuestra vida, nuestra realidad se alimenta de nuestra voluntad. ¡Es como hacer origami! El papel tomará la forma que deseemos. Sentirse incapaz también es una posición muy cómoda, pero no nos lleva a ninguna parte: como el sillón.
A pesar de sentirnos novatos. Vale la pena decirnos, "no lo sé. Ni idea cómo se hace, pero puedo aprender". La disposición quiebra a la peor crisis. Quiebra lo que nos daña. Entonces, ¿llegó el momento de ponernos el anillo y salir a defender el sector?

miércoles, 10 de enero de 2018

¿Confesiones o 50 cosas sobre mí?

Surfeando entre las olas informativas y el contenido de las redes sociales, encontré algo que capturó mi atención en los últimos días de diciembre. De allí, de forma espontánea surgió una de mis resoluciones de año nuevo: arriesgarme a cometer más errores. Porque entre los pilares de la creatividad, no puede descartarse la posibilidad de equivocarse.
Ensayo y error, puede sonar trillado pero guarda ritmo, melodía y la promesa de un sentimiento que nos embarga. El dejarnos la piel por algo más grande que nosotros. Abandonar las seguridades por una corriente que nos estremece desde dentro.
Por eso, comenzaré este 2018 con ustedes,  inaugurándolo a lo grande con: ¡50 cosas sobre mí!
#1 Amo mi voz, la siento como mi marca personal. Aunque pudiese cambiarla con cualquier persona en el mundo, no lo haría.
#2 Tengo un muñeco de Yoshi en mi escritorio. Me recuerda las incontables horas que jugué MarioKart en el Nintendo 64 (¡y todas las veces que gané con el personaje! 😎). 
#3 Por algún motivo, me encanta la gente pelirroja. Siento que tienen un encanto particular.
#4 Tengo un peluche de Sailor Moon como recuerdo de la única convención de anime a la que asistí. Aún recuerdo a qué hora veía el programa todas las tardes.
#5 A veces rememoro con facilidad sucesos antiguos, como el ejemplo anterior.
#6 Aunque no lo aparente, juego truco (un juego venezolano de cartas) desde los 11 o 12 años. Sí, sé que parece que no encaja con mi personalidad, ni con ser una chica 😆
#7 He tenido la tentación de tener una colección de tazas para usar una diferente cada día de la semana.
#8 Mi taza actual es personalizada. Tiene la imagen de Syo Kurusu uno de mis personajes favoritos del anime Utapri. 
#9 Quizás ya lo notaron, pero mis artículos favoritos son los que tienen historia. Entre ellos, una armónica, unos zarcillos de alas, mi taza, un llavero de madera con la letra V. Otro de la Divina Misericordia. Una escultura de búho, una grulla de origami, una vieja navaja, un libro de Haruki Murakami y otro de Gustavo Bécquer. Una flor de papel y una tarjeta.
#10 Si tienes una conversación profunda conmigo, prepárate para que nos explote la cabeza un par de veces. Por ello, me gané que el ID de la relación con un amigo es la de "un mal necesario". Tengo una perspectiva bastante particular en muchas ocasiones.
#11 Mi pasión por escribir comenzó en 5to grado por una tarea. Desde entonces, supe que quería ser escritora.
#12 Soy fan consumada de las series policíacas. The Closer, Criminal Minds, la saga de CSI, The Mentalist, Psych, Monk, Unforgettable, entre otras.
#13 Series como Once Upon a Time, The Flash o Supergirl también me fascinan, aunque esté desactualizada con ellas.
#14 Pertenezco al grupo que se queda hasta después de los créditos cuando la peli es de Marvel o DC.
#15 El repiquetear de la lluvia, las risas de los niños (especialmente la de mi sobrino) y la melodía de los grillos los considero como arrullos para el alma.
#16 Los personajes de Hayao Miyazaki, Tim Burton y la personalidad de la mujer venezolana inspiran el temple de muchas de mis protagonistas.
#17 El agua o las playas están presentes en mis historias, porque llevo esa sal en mi identidad. Después de todo, vivo en un estado costero. Por algún lugar tenía que fugarse, ¿no? 😉
#18 Más que buscar una homogeneidad en los personajes, busco su diversidad. Por eso, se trata de personas atípicas que ponen de cabeza a su entorno. Soy ferviente creyente de la belleza oculta en lo extraño, en lo singular e impredecible.
#19 No tengo artista ni color favorito. Cada cierto tiempo rotó la música que escucho. Puedo comenzar con Lasso, pasar por Ha-Ash, Morat, Despistaos, openings de anime, SanLuis, Voz Veis, La Quinta Estación, LODVG, Ella Baila Sola, Sin Bandera, Floricienta, etc. En cuanto a los colores, hace tiempo mi favorito era el blanco. Luego lo reemplazó el azul y a su vez el verde. Ahora, me encantan todos los colores vivos.
#20 Me enganchan los animes de idols (como se les llama a los artistas japoneses). Vi cada capítulo de "Aikatsu!". El género que más veo es shoujo. Aunque también me gustan los géneros: histórico, musical, romance, comedia, sobrenatural, mecha, etc.  
#21 En mi playlist de YouTube tengo las canciones de "Inuyasha", "Shaman King" y "Shigatsu wa kimi no uso".
#22 No soy amante de las selfies ni de las fotos. Sin embargo, cuando me tomo alguna foto es porque estoy con personas únicas para mí. Es una manera silente, de demostrar mi afecto.
#23 El pez betta de mi cuento de "A través de la burbuja" se basó en mi mascota, Cecil. De hecho, él inspiró la historia en sí.
#24 Coco, piña, tomate y fresa son mis frutas favoritas.
#25 No puedo resistirme ante los encantos del aguacate.
#26 Sushi, empanadas, sopa de jojoto o auyama me hacen agua la boca.
#27 La pizza la prefiero con piña, aceitunas negras o champiñones. 😋
#28 Sueño con alzar la vista al cielo y encontrar más estrellas de las que pueda contar.
#29 En la universidad tenía la tradición de los "jueves de abrazos" con mis amigos más cercanos.
#30 La primera vez que me imaginé como escritora profesional, tenía en mente dedicarme a escribir cuentos infantiles. Tal vez este año veamos algo de eso.
#31 Quiero incursionar escribiendo obras teatrales. No me imagino limitándome a solo un género literario. El año pasado hice mi primer intento con "La niña de las flores marchitas". Inesperadamente, también terminé actuando. Fue un momento memorable, cada persona que le dedicó tiempo la disfrutó muchísimo. Por el esfuerzo que le pusieron y la dedicación merecen un pedacito de cielo. Confieso que me hicieron realidad un sueño que no sabía que tenía, con ustedes: Elena, Deniel, Yoel, Félix, Javier, Carlenia y Rosangel lo descubrí.
#32 Subrayar párrafos me ayuda a tener una lectura más activa. Mis libros son mi material de estudio, trato de degustar cada uno como se haría con un manjar.
#33 Los girasoles y dientes de león son mis flores predilectas. Siento que destilan poesía, que la suscitan en lo más profundo de mi alma.
#34 Tengo un particular estándar al momento de escoger bolsos o carteras. Tienen que tener el tamaño preciso para un libro mediano y grueso. Del resto, los descarto como opciones.
#35 Procuro siempre salir con algún libro, nunca se sabe cuando se tendrá la oportunidad de leer estando afuera. Ayuda a hacer productiva cualquier espera o "tiempo muerto".
#36 Encuentro cierto encanto indescriptible en los libros usados. Es como si trajesen consigo más historias de las que pudiese notar.
#37 Los audífonos constituyen un esencial para mí. Soy una persona muy auditiva, para trabajar o escribir necesito escuchar música. Siento que solo así mis pensamientos fluyen como un río, sin obstáculos innecesarios o trabas. De hecho, me ayuda a concentrarme.
#38 Hay un pensamiento que describe de forma sencilla mi trato con los demás. Observo la luz en ellos y actúo como si fuese lo único que viese. Me enfoco en lo maravilloso que hay oculto en cada persona. No es una pose, ni nada similar: creo en las personas, creo en su valor y en lo que son capaces de construir.
#39 En contraste, me sorprendo con facilidad de cómo la gente me interpreta. No tengo una consciencia real del efecto que pueden causar mis palabras o gestos en otros. Cuando causan un impacto positivo y me lo comentan, me siento como viendo una figura abstracta.
#40 Procuro ser sincera hasta el punto de mostrar, adrede, mis defectos. Porque no busco que los otros se formen una idea irreal o ilusoria de cómo soy.
#41 Cuando hablamos de temor, mi mayor temor no es a la muerte. No, mi mayor temor radica en una vida carente de amor. Tampoco me refiero a una vida que reciba amor, sino que lo brinde. Si la gente al acercarse a mi se siente y reconoce amada, no importa cuán larga o corta sea mi vida: tendré la certeza de que ha sido tan preciosa como podía.
#42 Inocente y suspicaz, así me definió una personita hace años. Estaba en lo cierto, tengo una intuición desarrollada. Cuando desconfío de alguien, el tiempo suele darme la razón. Conozco la facilidad con que surgen las palabras, así que también estoy consciente del mal uso que se les puede dar.
#43 Me encanta mi profesión. De pequeña, quería dedicarme al tae kwondo. También pensé en ser psicóloga, arqueóloga, veterinaria o chef. Pero como periodista puedo aprender de una infinidad de temas, que luego plasmaré en las historias. En cierto sentido, no escogí solo una opción, sino un poco de todas.
#44 Mi familia creyó que me inclinaría por la mención de Impresos. Y, de allí, que cubriría la fuente de sucesos. Creo que sorprendí a mi círculo cercano yéndome por Corporativa. Aquí entre nosotros, no me arrepiento en absoluto de mi decisión. Sea cual sea el área en que me desempeñe lo haré con la pasión que me caracteriza.
#45 Soy de opiniones y resoluciones bien afianzadas. Por ejemplo, estoy decidida a escribir. Sin importar el resultado, solo depende de mi esfuerzo superarme cada día. Tomar riesgos, ser constante, sorprenderme con mi entorno. No aceptaré un "no" por respuesta, porque no depende del resto. Solo de mí, eso es tener un locus de control interno.
#46 Las canciones que me encanta escuchar para llenarme de amor por la vida: "De tú a tú" - Lasso, "Mis ilusiones" - SanLuis, "Pequeña Venecia" - Ricardo Montaner, "Y tú, ¿de qué vas" - Franco De Vita, "¿Qué soy yo para ti?" - Hombres G, "Crío" - Lagarto Amarillo, por mencionar algunas.
#47 El año pasado, cuando estuve consciente como nunca de la importancia del tiempo y traté de no perder ni un segundo, me uní al grupo juvenil de mi parroquia. A mediados de año, pensaba "¿Todavía queda 2017? ¿Cómo puede un año condensar tantas cosas buenas?". Cada uno de esos muchachos tiene un valor indescriptible, verlos a ellos, era ver la esperanza de mi país. Era ver el esfuerzo que ponían en cada actividad, estuve jueves a jueves cara a cara con la esperanza. Compartir con ellos, fue la mejor decisión que tomé en mi 2017. Ojalá mis letras sean buenas mensajeras de la hondura de mi sentimiento.
#48 Hace meses, una persona me dijo que actuaba como si la vida fuesen unicornios y arcoiris. Entendí su posición; ahora somos muy unidas. A veces parece que tengo una fuente inagotable de alegría. De hecho, ¡es cierto! Porque soy genuinamente feliz por las alegrías de otros. Así que aparte de la felicidad (propia, por darle un nombre), tengo la que recibo de quienes me rodean.
#49 Varias de las historias de mi autoría que han leído, se deben en gran medida a una de mis lectoras cero. Los lectores cero son personas que leen los textos y te dan una opinión crítica al respecto. En mi caso, son el control de calidad. Cariñosamente, le digo Diesel-chan. Es una seña que solo nosotras entendemos. Por ejemplo, "El cuaderno de la cronista fantasma" tomó forma porque ella creyó en su potencial. Ha sido un apoyo inestimable. También le pedí que metiese ambas manos en cuáles aspectos resultaría interesante abordar en esta publicación. Si les agrada, ya saben que en parte es gracias a ella.
#50 El final, lo dedico a una analogía. El color de la piel o los tatuajes que tenga, no vuelven a la persona una incapacitada. No hacen que la persona esté menos apta para cualquier cargo o posición. De igual manera, antes de iniciar estas 50 cosas sobre mí, estaba consciente de cómo ciertas personas podrían reaccionar. Hay gente que ama ser conflictiva, que cuestionará mis gustos o el amor que pueda sentir hacia mi país (reflejado en ellos). Esta es la dedicatoria que les debía, que los tuvo en ascuas por un tiempo. Quería ofrecer un material de calidad. Así que debía hacerlo con calma.
Como dijese en una partida reciente de truco, no me dejo influenciar por tales cosas. Con todo el acento irreverente que corresponde al caso, no estoy pidiendo permiso para ser. Hay temas en que los otros no tienen injerencia. Conozco a la gente puntual que me lee y tiene esta clase de tendencias. Por eso, prefiero "pararles los pies" de antemano. Lastimosamente, ciertas personas acostumbran tomarse más libertades de las que corresponden.
En contrapartida, me toca agradecer de corazón a dos personas muy especiales. Los he tenido "sufriendo" con la expectativa. A causa de ellos, surgió la idea de este post tan especial e inédito en el blog. Gracias, Gustavo Merlo. Gracias, (Zen-tan) Rafael Briggs. Nuestras conversaciones resultan inspiradoras para mí.
Si hice alusión a lo largo del post a los comentarios que otros hacen sobre mí. Fue con total premeditación, es una forma de que otros hablasen por mí. Con sus palabras, sus perspectivas y el análisis que voluntario o no hacen de mi carácter. Quise ofrecer un panorama más completo, real y detallado. Ha sido una redacción carente de pretensiones o filtros. Una manera de mostrar a la persona de carne y hueso que está al otro lado de cada letra.