viernes, 5 de octubre de 2018

¿Adónde te lleva tu voluntad?

¿Cuántas veces nos decimos "no puedo", "no soy capaz", "es demasiado para mí"? Hoy súbitamente, dándole vueltas a este asunto me acordé de una peli que me encanta: Linterna verde. Lo confieso. He perdido la cuenta de cuántas veces la he visto. Además de los efectos especiales, la trama y cómo me enganchan los largometrajes de héroes hay otra razón. La voluntad es el superpoder acá.
El anillo te permite materializar cualquier cosa siempre que te concentres y tengas una férrea voluntad. Y si tuviésemos un anillo así ¿nos serviría?, ¿realmente podríamos crear pistas de carro para evitar desastres? ¿Qué pasaría si desde hoy nos cambiásemos el chip? Así veríamos cuántos cambios se generan al ver la voluntad como lo que es realmente: un superpoder. Dejaríamos de justificar nuestra inacción y excusarnos en las circunstancias. Siempre hallaríamos una forma de involucrarnos. Una manera de aportar.
Hace tiempo me hicieron cambiar de chip. Era de las personas que creían "no tengo nada para aportar", "qué pudiese hacer para ayudar ". Cada cual va cambiando a su ritmo, a su manera. Sin embargo, en mi caso los cambios empezaron con simples ideas de una mente inquieta. La creatividad me acompaña más que mi sombra. Tampoco es que baste con tener ideas. Sino usarlas para partir de allí. Como mamá me dijo hoy: cuando uno empieza a cocinar lo hace con un plan. Cuando nos planteamos una idea, le sigue la acción. ¿Qué necesito para materializarla?
En Linterna verde el anillo amarillo representaba el miedo; el enemigo natural de la voluntad. No dejemos que el miedo a lo desconocido nos gane. ¡¡Qué bonito es salir paso a paso de la zona de confort!! Sí, a mí también me cuesta un mundo. Pero, ¡¡lo vale!! ¿Por qué dejar que el miedo nos frene? Qué triste sería vivir en "el corral" atrapados en nuestra mente. Si alguna vez vieron la serie animada "Recreo" les será más fácil captar la referencia. El miedo tiene ese efecto arrollador en nosotros. Sin embargo, una buena voluntad consigue doblegarlo.
Un dato curioso: escribir es una lucha contra nuestros miedos. En realidad, una batalla sin cuartel. Porque para escribir algo sincero hay que exponerse. Es necesario ser vulnerable, mostrarse real. De lo contrario, lamentablemente se callarían los temas más importantes, más humanos. ¡Claro que da miedo! En realidad, mucho. Sin embargo, creo que las cosas más valiosas lo dan. Es como si el miedo tratara de mordernos los tobillos para impedirnos avanzar.
Da miedo mostrarse diferente. Tener una colección de personajes extravagantes que piensan fuera de la caja y que según todos a su alrededor, ¡son unos completos chiflados! Así es el grueso de mis protagonistas: peces vivos que nadan a contracorriente.
Ser sincero, procurar ser transparente implica enfrentar los miedos y probar la voluntad. Implica darle prioridad a aquellas personas, momentos o ideales que la valen. Aunque parezcamos salidos de un relato de ficción por no dejar caer los brazos.
A pesar de parecer idealistas o vivir en las nubes. Acá también se vale recordar que las apariencias engañan. Para entender, hay que acercarse, hay que escuchar. Hay que ser un libro abierto con el otro.
Ojalá hagamos como el niño protagonista de "Recreo", que pisó las rayas del corral hasta superar el miedo. Cada día nuestra vida, nuestra realidad se alimenta de nuestra voluntad. ¡Es como hacer origami! El papel tomará la forma que deseemos. Sentirse incapaz también es una posición muy cómoda, pero no nos lleva a ninguna parte: como el sillón.
A pesar de sentirnos novatos. Vale la pena decirnos, "no lo sé. Ni idea cómo se hace, pero puedo aprender". La disposición quiebra a la peor crisis. Quiebra lo que nos daña. Entonces, ¿llegó el momento de ponernos el anillo y salir a defender el sector?

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